miércoles, 14 de noviembre de 2012

TU ES PETRUS... PEDRO, PRINCIPE DE LOS APOSTOLES

"...Tu es Petrus et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam: et portæ inferi non prævalebunt adversus eam. Et tibi dabo claves regni cælorum. Quodcumque ligaveris super terram,  erit ligatum et in cælis, et quodcumque solveris super terram,  erit solutum et in cælis. ...". "...Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos..."  Desde que inicio su andadura este blog, hace ya más de un año, una de las ideas que tenía al respecto era hacer una serie de entradas referidas a los Papas. Desde San Pedro a Benedicto XVI, veinte siglos de historia de la Iglesia asentada sobre las palabras dichas por Jesús a Pedro confirmándole como cabeza de la misma. La pretensión no es de ningún modo hacer erudición al respecto, sino el comprobar fehacientemente que en cualquiera de los casos el Espíritu Santo siempre ha estado presente en todos y cada uno de los avatares por los que ha pasado la Iglesia, sobre todo en lo que se refiere a la cabeza visible de la misma, aunque en ocasiones nos resulte difícil comprenderlo. Muchas veces se intenta entender hechos y aspectos históricos analizándolos con la mentalidad actual. Es un error; la historia solo se puede entender si nos situamos sin ningún prejuicio en ese mismo tiempo en el que se desarrollan los acontecimientos e intentamos verlos con los mismos ojos con los que los vieron sus contemporáneos. Con esta premisa fundamental y de manera semanal intentaré hacer el elenco de todos los Papas habidos a lo largo de la historia comenzando, como no podría ser de otro modo con Pedro.

PEDRO

Con su hermano Andrés se dedicaba a la pesca en Galilea. El primer encuentro de Jesús con Pedro lo narra el Evangelio de San Juan"... Andrés el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías -que quiere decir, Cristo- Y le llevó donde Jesús. Jesús fijando su mirada en él le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan: Tu te llamarás Cefas -que quiere decir Piedra-..." (Jn 1,40-42). Después de este primer encuentro será el Evangelio de San Mateo donde se nos narrará la llamada definitiva: "...Mientras caminaban junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés, su hermano, que echaban la red al mar , pues eran pescadores. Y les dijo: Seguidme y os haré pescadores de hombres... Ellos, al momento dejaron las redes y le siguieron..." (Mt.4,19-20). Posteriormente en el mismo Evangelio se narra la declaración más importante en la vida de Pedro, su declaración de fe. Será en Cesarea de Filipo"...Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo..." a lo que Jesús responde: "... Bienaventurado eres Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mí Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos ; y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos..." (Mt.16,16-19). Después de esto vivirá con el Señor momentos impresionantes; los milagros, la Transfiguración; había comprobado como obedecían a Jesús los vientos y las aguas del mar. Es también en el Evangelio de San Mateo donde se narra otro hecho portentoso y que a mí particularmente es uno de los que más me gusta de todos los Evangelios, entre otras cosas porque en las variadísimas vicisitudes de la vida podemos fácilmente ponernos en el lugar de Pedro en la segura confianza de que el Señor obra y responde de idéntica manera: "... En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar. Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron: ¡Es un fantasma! y llenos de miedo empezaron a gritar. Pero al instante Jesús les hablo: Tened confianza, soy yo no tengáis miedo. Entonces Pedro le respondió. Señor, si eres tú manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Ven, le dijo él. Y Pedro se bajo de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar: ¡Señor, sálvame! Al instante Jesús alargo la mano lo sujeto y le dijo: Hombre de poca fe ¿por qué has dudado? Y cuando subieron a la barca, se calmo el viento..." (Mt. 14, 25-32). Después vendrían las negaciones y el arrepentimiento, la Pasión del Señor, la Resurrección, Pentecostés... y a partir de ese momento para Pedro no existieron las barreras. Escribió dos cartas, que en este Año de la Fe, convendría leer o releer. En la primera de ellas habla entre otras cosas del Bautismo y de sus consecuencias, queriendo exhortar (nos) a los cristianos a mantenerse (nos) firmes en la fe en medio de todas las dificultades y contrariedades. En la segunda de ellas (nos) previene de las enseñanzas de los falsos doctores y da doctrina acerca de la segunda venida gloriosa del Señor. Finalmente, en uno de sus viajes a Roma entre los años 67-68 (decimo tercero o decimocuarto de Nerón) aún cuando hay diversas teorías al respecto, cuenta de tradición que fue detenido siendo crucificado boca abajo al no considerarse digno de padecer el mismo suplicio del Señor.

Imagen tomada de internet 
 

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