DOMINGO DE RAMOS

El Domingo de Ramos en Valladolid es uno de esos días bonitos en los que te apetece pasear por la ciudad. Es cierto que las calles están abarrotadas de gente y tienes serias dificultades para transitar por ellas, pero si te fijas en las personas con las que te encuentras ves situaciones curiosas. Ves a los padres que llevan a sus niños camino de la procesión, "...a ver a Jesús montado en la borriquilla...". Ves a niños que arrastran de sus padres porque "... como van a su paso, no puedo ver nada..." y, llegados al punto donde quieren estar, esos chiquillos son capaces de colocarse en sitios donde en otras circunstancias sería imposible meterse. Ves a los abuelos que con el nieto cargado sobre sus hombros aguantan del chaval que su cabeza sea el parche del tambor que están escuchando, siendo las manos del niño las baquetas que incluso aciertan cuando hacen los redobles correspondientes; ya se sabe, ...la paciencia de los abuelos. Y viendo todo esto, me vienen a la cabeza aquellos recuerdos, aquellos magníficos recuerdos de cuando yo era uno de ellos y mi madre me vestía a mí y a mis hermanos (siete) con aquellos zapatos, calcetines, pantalones, camisas y chaquetas nuevas porque ya se sabía: "...Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos...", y antes de salir de casa camino de la procesión, ya de la mano de mi padre, me aleccionaba para que me portase bien y no fuese un "trasto". Siempre se enteraba de mis "picias" en la procesión. Todo cambia, ....bueno, todo no... Jesús sigue montado en la borriquilla, El es el mismo.

Procesión de la Borriquilla

Domingo de Ramos

(Imágenes tomadas de internet. Pagina web de "El Norte de Castilla" de Valladolid